miércoles, 12 de octubre de 2016

Hacer una pausa



La pausa sagrada nos ayuda a volver a conectarnos con el momento presente. Sobre todo cuando estamos atrapados en los afanes, en las obsesiones y en asomarnos al futuro, la pausa nos permite volver a entrar en el misterio y la vitalidad, que solo se encuentran en el aquí a ahora.

La pausa sagrada se puede incorporar en cualquier momento día, dura solo unos momentos. Mientras estas viajando, esperando a que tus hijos salgan del colegio, trabajando, estudiando, cocinando, por poner alguno ejemplos. Interrumpe la actividad,sientante en una posición cómoda  y erguida, respira hondo un par de veces y con cada espiración sueltato todo: las tensiones, las preocupaciones, los pensamientos.  Conectate con tu cuerpo y observa sin juzgar lo que estas sintiendo, tal vez sea angustia, tristeza, ansiedad, alegría; acepta las emociones tal cual son y como nubes déjalas partir.

La pausa sagrada es un paréntesis entre una actividad y otra, es tomar consciencia de donde estamos, de lo que estamos haciendo y de cómo nos sentimos en lugar de actuar en forma automática. También puedes realizar estando parado, mientras esperas el subterráneo o haciendo la cola en el supermercado.  Incluso la puedas realizar cuando estas caminando, de paseo o conduciendo; con los ojos abiertos y los sentidos despiertos. Observa donde esta tu mente, que historia te esta contando ¿esta empantanada en el pasado? ¿esta en el futuro saltando de actividad en actividad. Suavemente, anclándola en la respiración, vuélvala al presente. Vuelve tu mente al cuerpo. Paso a paso, sin perderte del momento presente.

Siempre que adviertas que estas atascado o desconectado puedes reiniciar tu vida desde cero en ese momento haciendo una pausa, relajándote y prestando atención a tu vivencia inmediata

Fuente consultada: Tara Brach

Contactos:
María Fernanda Blanco
Psicóloga
Mindfulness y compasión
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blanco.fernanda@hotmail.com

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martes, 11 de octubre de 2016

La respiración es el ancla



Es muy importante la respiración. La respiración es el ancla, la respiración nos ayuda a traer la mente al cuerpo.  La práctica de la respiración consciente puede parecer simple pero su efecto es muy grande

Thich Nhat Hanh dice: Al centrarnos en nuestra inspiración, liberamos el pasado, liberamos el futuro, liberamos nuestros proyectos. Habitamos la respiración con todo nuestro ser. Nuestra mente regresa a nuestro cuerpo y nos encontramos verdaderamente ahí, vivos, en el instante presente. Estamos en casa. Un solo aliento, inspiración y espiración, puede hacer que estemos plenamente presentes y vivos otra vez, y entonces la energía de mindfulness se halla en nosotros. La plena consciencia o atención plena, es la energía que nos hace estar plenamente presentes, plenamente vivos en el aquí y en el ahora.


Si volvemos a casa y advertimos que nuestro cuerpo porta cierta tensión o dolor, la plena consciencia nos permitirá ser conscientes de ello. La plena consciencia es aquello que nos permite volver a tomar contacto con lo que está ocurriendo en nuestro cuerpo, en nuestros sentimientos, en nuestro pensamiento y también en nuestro entorno en el momento presente. Nos permite estar plenamente presentes en el aquí y en el ahora, mente y cuerpo unidos, conocedores de lo que acontece en nuestro interior y a nuestro alrededor. Y cuando somos conscientes de algo, nos concentramos en ello.

… Donde quieras que estés, el mero hecho de ser conscientes de tu cuerpo y del estado de relajación, tensión o dolor (o incluso de todos a la vez, en diferentes áreas) que estas experimentando, ya te permite cierta compresión, cierto despertar, cierta iluminación. Y cuando sabes que en tu cuerpo hay alguna tensión o dolor, probablemente quieras hacer algo para aliviarlo. Al inspirar y espirar podemos decirnos a nosotros mismos: “Al inspirar, soy consciente de cierta tensión o dolor en mi cuerpo; al espirar, permito que la tensión y el dolor de mi cuerpo se liberen”. Esta es la práctica de mindfulness del cuerpo

(…)

Cada paso que des sumergido en la plena consciencia o atención plena te ayudará a liberar la tensión de tu cuerpo, la tensión de tus sentimientos y te traerá la curación, el gozo, la transformación


Thich Nhat Hanh, La paz está en tu interior. Oniro2012, pag 14


domingo, 9 de octubre de 2016

Dejar de huir para encontrarnos




¿Ha advertido alguna vez que no hay forma de escapar de nada? ¿Qué tarde o temprano, las cosas a las que no quiere enfrentarse, de las que trata de huir o que intenta disimular y fingir que no están ahí le persiguen, especialmente si están relacionadas con viejos patrones y temores? Solemos tener la idea romántica de que si en esa dirección las cosas no marchan bien, basta con ir en otra dirección y las cosas serán distintas. Si el trabajo no nos satisface, cambiamos de trabajo. Si con nuestra pareja las cosas no van bien, cambiamos de pareja. Si esta ciudad no nos gusta, cambiamos de ciudad (…) El pensamiento subyacente a esta manera de obrar es que la causa de nuestros problemas está fuera de nosotros, en el lugar, en los demás, en las circunstancias. Creemos que si cambiamos de lugar y cambiamos de circunstancias, todo se colocará en su sitio; que podremos volver a empezar, tener un nuevo comienzo.

El problema con esta manera de ver las cosas es que pasa por alto con extrema facilidad el hecho de que nos llevamos con nosotros nuestra mente y nuestro corazón. No podemos escapar de nosotros mismos, por mucho que lo intentemos. Y, por más que eso sea lo que nosotros queremos, ¿por qué motivo deberíamos sospechar que las cosas serian diferentes o mejores en algún otro lugar? Tarde o temprano emergerían los mismos problemas, pues efectivamente se originan en gran parte en nuestros patrones, en nuestras formas de ver, de pensar y de comportarnos. Con mucha frecuencia, nuestra vida deja de funcionar porque dejamos de trabajar en ella, porque no estamos dispuestos a asumir la responsabilidad ante el hecho de que las cosas son como son y trabajar con nuestras dificultades. No entendemos que realmente es posible llegar a ver con claridad, comprender y transformarnos justo en medio de lo que hay aquí y ahora, por muy problemático que pueda ser. Pero resulta mucho más fácil y menos amenazador para nuestro sentido del yo proyectar nuestra responsabilidad con relación a los problemas en otras personas y en el entorno.

Resulta mucho más fácil encontrar defectos en los demás, culpar a otros, creer que lo que hace falta es se produzca un cambio en el exterior, huir de las fuerzas que nos retienen y que impiden que crezcamos y que encontremos la felicidad. Podemos incluso culparnos a nosotros mismos de todo eso y, en un último intento de huir de la responsabilidad, salir corriendo con la sensación de que el problema que hemos creado no tiene solución o que el daño que hemos sufrido no tiene arreglo. En cualquier de estas dos cosas, creemos que somos incapaces de cambiar o de crecer, y que lo que debemos hacer es quitarnos de en medio para ahorrar sufrimiento a los demás.
Las víctimas de esta manera de ver las cosas están por todas partes. Miremos donde miremos encontraremos relaciones rotas, familias rotas: vagabundos sin raíces que van perdidos de un lugar a otro, de un trabajo a otro, de una relación a otra, de esta idea de salvación a otra, con la desesperada esperanza de que la persona adecuada o el libro adecuado mejorarán la cosas; o que se sienten aislados, indignos de ser amados y sumidos en la desesperación y que han dejado de buscar e incluso de hacer cualquier intento, por torpe que sea, de encontrar la paz interior.

(…)

Ninguna solución conducirá al crecimiento hasta que afrontemos por completo la situación presente y nos abramos a ella con atención plena, permitiendo que la aspereza de la situación misma lime nuestros cantos afilados. En otras palabras, debemos estar dispuestos a que la vida se convierta en nuestro maestro.
Este camino consiste en trabajar donde quiera que estemos, con lo que nos encontremos en el aquí y ahora. Así pues, esto es lo que hay… este lugar, esta relación, este dilema, este trabajo. El reto de la atención plena consiste en trabajar con las circunstancias con las que nos encontramos –por muy desagradables, desalentadoras, limitadas, interminables y estancadas que puedan parecer- y asegurarnos de que hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance por utilizar sus energías para transformarnos a nosotros mismos antes de decidir cortar por lo sano y pasar a otra cosa. Es precisamente aquí donde debe tener lugar el trabajo real.

(…)

Siempre hay algo que puede no gustarnos. Así pues, ¿Por qué no soltar y admitir que también podríamos estar perfectamente cómodos donde quiera que estemos? En ese preciso instante entramos en contacto con la esencia de nuestro ser e invitamos a la atención plena a entrar y curarnos.
Jon Kabat – Zinn
Mindfulness en la vida cotidiana


Dejar de correr y enfrentarnos de manera gentil con nosotros, con lo que nos gusta de y con lo que no nos gusta; aceptar todas nuestras emociones por mas difíciles que éstas sean y con todos nuestros pensamientos y creencias por mas abrumadores que nos resulten. No es una tarea sencilla, requiere tiempo, esfuerzo, paciencia y el desarrollo de un yo compasivo.

Nos anestesiamos con comida, con programas de televisión, con alcohol, con sexo, con trabajo, con excesivas horas en el gimnasio; y no lo hacemos porque somos tontos sino porque no nos ensañaron a gestionar nuestras emociones, porque no tenemos en claro que valores nos mueven, porque vivimos en una sociedad que nos vende que la felicidad está en el tener y porque enfrentarse al sufrimiento tanto de los que queremos como el nuestro es difícil. Difícil y necesario, es el único camino para encontrar la paz interior que necesitamos: mirar al miedo a los ojos y observar de manera compasiva que tiene para mostrarnos que antes no podíamos ver.

María Fernanda Blanco
Psicóloga
Mindfulness y compasión

Datos de contacto:
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miércoles, 5 de octubre de 2016

Frases de Thich Nhat Hanh


La paz está en tu interior

Todo momento es un regalo de la vida

Eres libre de estar aquí

Momento presente. Momento maravilloso

Las maravillas de la vida están aquí para ti, no necesitas vagar buscando otra cosa

Cada paso te devuelve a la vida

La solidez y la libertad son la base de la verdadera felicidad

El alimento es el don de todo el universo

La paz está en cada una de nuestras inspiraciones

Ya somos lo que queremos llegar a ser

El verdadero amor solo aporta felicidad, nunca te hace sufrir

Tenemos que amarnos a nosotros mismos antes de poder amar verdaderamente a los otros

La paciencia es una de las señales del verdadero amor

El olvido es la oscuridad,
la plena consciencia en la luz
Invito a la consciencia
a brillar sobre toda vida

En la concentración, mi corazón está en paz. 
Media sonrisa ha nacido en mis labios

Es un nuevo día
Prometo vivirlo en la plena consciencia.
El sol de la sabiduría acaba de salir y brilla
en todas las direcciones.

Al encender esta vela,
ofrenciendole la luz a incontables Budas,
la paz y el gozo que me invaden
iluminan el rosto de la tierra.

Despertemos del olvido
y reconozcamos nuestro verdadero hogar

La mente puede partir en mil direcciones,
Pero por este  hermoso sendero avanzo en paz.

A cada paso se despierta una suave brisa.
A cada paso se abre una flor

En este alimento
observo claramente
la presencia de todo el universo
que sostiene mi existencia

Al inspirar, siento mi ira.
Al espirar, sonrío.
Permanezco en mi respiración,
así no me perderé

Permitámonos vivir cada instante en profundidad, en libertad,
para que el tiempo no se diluya sin sentido

Sólo este momento es la vida


Frases del libro: La paz está en tu interior y otros

Desconozo autor de la fotografía

martes, 4 de octubre de 2016

Sonreír al niño que hay en mi


Práctica del niño interior

Primer parte: Acoger al niño que hay en mí

Al inspirar, me veo a mi mismo como un niño de cinco años.
Al espirar, sonrío al niño de cinco años aún vivo y presente en mí.
Al inspirar, observo que el niño de cinco años que hay en mí es frágil,
vulnerable y está herido.
Al espirar, acojo al niño de cinco años que hay en mí con todo mi amor y comprensión
.

Esta parte de la práctica es una invitación a volver a uno mismo para escuchar, hablar, reconocer y acoger al pequeño niño que hay en nuestro interior.  De esta forma el  proceso de curación puede empezar

Segunda parte:  Mi padre, mi madre en mí

Al inspirar, veo a mi padre  como a un niño de cinco años.
Al espirar, sonrío a mi padre de cinco años.
Al inspirar, veo a mi padre con cinco años, frágil, vulnerable, herido.
Al inspirar, observo a ese niño herido con todo mi amor y compresión
.

Muchas personas han vivido relaciones dolorosas con sus padres. Hasta ahora has podido ignorar que el niño de cinco años que se convirtió en tu padre sigue aquí hoy, presente en ti, y en él. Tanto tu padre como tu madre te han trasmitido nada menos que su identidad completa. De hecho, tu padre y tu no sois dos seres totalmente diferentes, aunque tampoco sois una y la misma persona con exactitud (...)
Si puedes acoger al niño de cinco años que hay dentro de ti, también serás capaz de acoger al niño que hay dentro de otro, y entonces la transformación de la relación puede operarse con gran rapidez. Si tu padre hubiera tenido la oportunidad de aprender esto cuando era joven, no se habría causado sufrimiento a sí mismo ni tampoco te habría hecho padecer a ti. Pero no fue tan afortunado; por lo tantos, tienes que practicar por ti mismo y para tu padre en ti. Cuando seas capaz de transformar a tu padre en tu interior, tendrás la oportunidad de ayudar a tu padre a transformarse con  mayor facilidad fuera de ti. Al practicar de este modo efectuamos una transformación en nosotros mismos y en nuestros padres y evitamos repetir los mismos errores con nuestros hijos. La rueda del sufrimiento se detiene.
Esta profunda comprensión del sufrimiento y sus causas originarias hace emerger la aceptación y  el amor. Al poder amar y aceptar, nos sentimos mucho mejor y también somos capaces de ayudar a los demás a transformarse: a un tío o tía, un hermano o hermana, un compañero o amigo.


Thich Nhat Hanh, La paz está en tu interior.
Practicas diarias de mindfulness
Oniro2012, pag 59-60-61


COMPRENDER Y AMAR.
COMPRENDERNOS Y AMAR.
AMOR. COMPRENSION. TRANFORMACION

Viviendo Mindfulness

viernes, 9 de septiembre de 2016

Comer con consciencia (mindfulness y alimentacióm)


Comer con consciencia (mindfulness)
¿De qué hablamos cuando decimos esto? 


 A tener en cuenta:
-          Estar más alertas a las señales del cuerpo. Distinguir cuando el hambre es real o cuando es emocional. Si es frente a un determinado alimento, ejemplo chocolate, galletita, papas fritas, estamos hablando del segundo tipo, cuando el hambre es real nos satiface una fruta, un yogur o cualquier alimento

-          Comer lentamente, masticando cada bocado con plena conciencia. Lo mejor es hacerlo con la televisión y los celulares apagados; dedicarnos un tiempo para sentarnos y realizar la ingesta. Podemos poner un mantel bonito y unas coloridas flores.

-          Estar al tanto de lo que pasa por tu mente los pensamientos vienen y van, la respiración trae la mente al cuerpo, de una manera gentil nos volvemos a conectar con el presente, cada vez

-          Buscar otras formas de regular las emociones que no sean con comida

No hay que olvidarse que los cambios no se realizan de un dia para otro, son un proceso, para el cual necesitamos tenernos paciencia, disciplina, tener claro que es un aprendizaje, y que varias veces vamos a tropezar. Los grupos de autoayuda pueden ser de gran valor a veces y también la terapia

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Acerca de mi:
Psicológa. Mindfulness y Compasión
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Fotografía y fuente en la confección del articulo: Hábitos deliciosos






Paciencia divino tesoro



No es ninguna novedad que hemos crecido en una sociedad que lo quiere todo ahora: por esto esperar les parece, a muchas personas, una actividad insoportable. Sin embargo, la impaciencia es, en cualquier contexto, uno de los principales obstáculos para desarrollar la maestría porque, cuando somos impacientes, nos sentimos inclinados a abandonar. Por eso, una de las mayores habilidades que podemos desarrollar —y que nos servirá en todos los ámbitos de nuestra vida— es la paciencia.

La paciencia es esa tranquila voz interior que te susurra «ve poco a poco», dejando espacio a lo que está aquí. Gracias a ella, empiezas a entender que este es el momento que tienes al alcance de tu mano y que es importante que estés presente en él, puesto que es el momento en que estás viviendo tu vida.

Algunas experiencias comunes de impaciencia:

• En medio del tráfico.

• Cuando estas esperando el transporte público.

• En la cola de un supermercado o de un cajero automático.

• Descargando una aplicación.

• Cuando habla otra persona y esperas tu turno para intervenir.

• Aguardando una respuesta por whastapp o correo electrónico.

• Cuando alguien no te entiende.

• En compañía de algunas personas.

• Cuando un niño tiene una rabieta.

• Intentando dormir

¡Practica!
Lo más maravilloso del ejercicio de la paciencia es que transforma todas experiencias de nuestra vida cotidiana —las que menos nos agradan— en oportunidades para practicar y crecer. Esto se parece a un estupendo truco de magia. Dedica unos momentos a pensar en todas las ocasiones a lo largo del día en las que sueles mostrarte impaciente.

Cuando empieces a reconocer en qué momentos la impaciencia irrumpe en tu vida cotidiana, quizá descubras que es una experiencia sentida en el cuerpo como, por ejemplo, una opresión en el pecho o tensión en los hombros o el rostro. También puedes percibir una secuencia de emociones y pensamientos reactivos. Asimismo, advertirás que la impaciencia tiene un periodo de vida limitado y que, como el resto de las cosas, aparece y desaparece de manera natural. Si miras a tu alrededor, verás que no eres el único que se esfuerza en ser paciente. La experiencia de no sentirse a merced de la impaciencia resulta empoderadora. Todos podemos desarrollar más paciencia y experimentar la sensación de libertad que está ahí siempre.

El manual del mindfulness
Autores:  Bob Stahl & Elisha Goldstein
Fuente: Blog Editorial Kairos

Fotografía: Tute


domingo, 29 de mayo de 2016

Trampas del dolor y la tristeza


Ese viejo conocido y embarro estanque

Algunas personas son incapaces de dejar su doloroso pasado atrás para vivir libremente y a gusto entre las maravillas de la vida en el presente. La luna y las estrellas brillan esplendidas, la montaña y los ríos son deliciosos, las cuatro estaciones se nos revelan por turnos; pero algunos nunca entran en contacto con todo eso. Hemos de reunir el valor necesario para alejarnos de la rutina de nuestras viejas y conocidas costumbres y comodidades. Estas cosas no nos aportan verdadera felicidad, pero nos hemos acostumbrado a ellas hasta tal punto que pensamos que somos incapaces de abandonarlas. ¿Por qué-como dice la expresión vietnamita- siempre hemos de volver a nadar en el mismo estanque estanque, aunque este embarrado, simplemente porque “es nuestro” ¿Por qué privarnos de lago cristalino, del refrescante mar azul con una playa que se extiende hacia un nuevo horizonte? Las alegrías de la vida no son menos “nuestras”. Hemos de practicar la atención plena correcta para que la atención plena incorrecta no nos mantenga, atrapados en el limoso y viejo estanques de dolor, la nostalgia y el arrepentimiento.


Sabemos que la mente puede presentar esa tendencia de “paloma mensajera” a regresar siempre a las viejas y conocidas trampas del dolor y la tristeza. La plena conciencia-el reconocimiento- nos ayuda a suprimir la costumbre de rememorar el pasado de forma constante. Debes decirte a ti mismo. “No, no quiero volver a eso. No quiero seguir arrullándome en le melancolía con esas viejas canciones”. Es cuando encendemos la lámpara de la atención plena correcta, la atención plena incorrecta se retira.


La meditación incluye el cultivo de la consciencia de formaciones mentales como la ansiedad, la tristeza, (…) el resentimiento, etc. Si reconocemos y acogemos esas formaciones mentales cuando se presentan, ya no podrán arrastrarnos con ellas. Desaparecerán, algo más débiles que antes, y volverán a su estado original de semillas o imágenes en la conciencia depósito

Thich Nhat Hanh
La paz está tu interior
Practicas diarias de mindulness
Editorial Padios, 2012, Pag 69, 70

Post: María Fernanda Blanco
Psicóloga
Mindfulness y compasión
Contacto:



jueves, 12 de mayo de 2016

Fugarse de la prisión del pasado



Algunas personas están consumidas por los recuerdos y los pensamientos del pasado. Su duelo, su pena y sus lamentos los condenan a aprisionar su vida en un pasado doloroso. No pueden vivir en el momento presente como personas libres. La realidad es que el pasado se ha ido; lo único que queda ahora son impresiones que persisten en las profundidades de nuestra consciencia. Sin embargo, esas imágenes del pasado continúan obsesionándonos, bloqueándonos e influyendo en nuestro comportamiento en el presente, puesto que nos inducen a decir y hacer cosas que realmente no queremos decir ni hacer. Perdemos nuestra libertad.
La respiración consciente nos permite ver con claridad que el abuso, las amenazas y el dolor que tuvimos que soportar en el pasado no están sucediendo ahora y que podemos permanecer a salvo en el presente. Al respirar conscientemente, sabemos que los acontecimientos que se desarrollan en esas películas mentales no son reales, y el  mero hecho de recordarlo desactiva su poder para dirigirnos (…) Eres libre de estar aquí, en contacto con la vida, sin que te manipulen los demonios del sufrimiento de los acontecimientos que pasaron y concluyeron.
Si en el pasado sufriste maltratos o abusos o padeciste de otro modo, deberías conocer la práctica para comprender que, aunque esas cosas sucedieron, ahora ya estás seguro, ya no estás en peligro. Cuando reconozcas a los fantasmas pretéritos como lo que son, podrás decirles directamente que no son reales y liberarte de la prisión del pasado.
Thich Nhat Hanh
La paz está en tu interior. Prácticas diarias de mindfulness

Con la práctica sostenida de mindfulness podes volver al presente una y otra vez cada vez que tu mente viaje hasta el pasado o hacia el futuro; y traerla gentilmente al presente.

María Fernanda Blanco
Psicóloga
Mindfulness y Compasión
Contacto: blanco.fernanda@hotmail.com
156.787.0730





jueves, 5 de mayo de 2016

Traer la mente de regreso al presente


Tenemos hábitos mentales negativos que surgen una y otra vez. Uno de los hábitos negativos más relevantes es permitir que nuestra mente se proyecte constantemente hacia el futuro (…) Impulsados por nuestras preocupaciones, somos incapaces de vivir plena y felizmente en el presente. En lo más profundo creemos que en realidad aún no podemos ser felices, que todavía tenemos que marcar una serie de casillas antes de disfrutar totalmente de la vida. Especulamos, soñamos, urdimos estrategias y planeamos para lograr esas “condiciones de felicidad” que queremos tener en el futuro;  y continuamente perseguimos ese porvenir, incluso cuando soñamos. Podemos albergar muchos temores respecto al futuro porque no sabemos cómo va a ser, y esas preocupaciones y ansiedades nos impiden disfrutar el estar aquí y ahora.
Aquí, tu práctica de meditación consiste en traer la mente de regreso al presente y reconocer el hábito cada vez que nos aparte de él. Solo necesitamos respirar conscientemente y sonreír a la energía del habito: “Oh, eso me ha apartado del presente otra vez”. Una vez que reconocemos las energías del hábito, estas pierden su poder sobre nosotros y de nuevo volvemos a ser libres para vivir sosegada y felizmente en el presente.

Thich Nhat Hanh
La paz está en tu interior – Controlar los hábitos negativos


Con la práctica de Mindfulness (atención plena) podemos aprender a reconocer los hábitos que nos resultan disfuncionales, hacerlos conscientes y modificarlos. Tarea que lleva tiempo, ejercitación paciencia y disciplina. Es un trabajo diario que necesitamos hacer de manera gentil y sin juzgarnos para tener una vida más plena y con sentido.

María Fernanda Blanco
Psicóloga
Mindfulness y Compasión

Contacto:
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martes, 15 de marzo de 2016

Meditación Caminando

Al caminar no te enfoques en ningún propósito en particular.
Disfruta simplemente del hecho de caminar.
Date el permiso de disfrutar y observar intensamente si ningún juicio.
Acepta cada sensación, emoción o pensamiento tal  como es, sin elegir ni rechazar. Y  cual nube permítele que se disipe, que se desvanezca.
Respira conscientemente. Respirar conscientemente significa estar presente en cada inhalación y en cada exhalación. Presta atención a tu respiración  mientras caminas.
Mientras caminas deja a un lado tus preocupaciones, miedos y ansiedades .Al entrar en esta dinámica de caminar conscientemente, no hay cabida para ningún otro pensamiento que no sea el de estar atento al presente. Sentimos en cada inspiración como nos nutre el aire conectándonos con la paz, la armonía, la vida.  En cada exhalación sentimos como eliminamos toxinas, tensiones, sufrimientos, dolores.
 Al inspirar puedes decir “AQUÍ” y al exhalar “ahora
Al inspirar “AQUÍ” y al exhalar “ahora. Al inspirar “AQUÍ” y al exhalar “ahora
O  utilizar cualquier palabra o frase que tenga sentido para vos. Sentite libre de usar tu creatividad y usar palabras que  te resuenen.
En el “Aquí” y “Ahora” abrimos nuestra conciencia.
Nos conectamos con los colores, los sonidos, los aromas, las texturas (que podremos sentir tanto con las manos como con los pies)

Vamos a caminar en este estado, atentos a los procesos internos y a los que se  nos presentan desde el exterior. Dejamos de lado cualquier pensamiento que no tenga que ver con este momento presente. Y nos dejamos impregnar por las sensaciones tal como llegan.

Cada momento es nuevo, nunca vivido antes, y nunca se volverá a vivir. Entreguémonos al asombro de lo que percibimos

Que cada paso que des sea una afirmación hacia la paz y la felicidad de todos los seres sobre la tierra.

La mente puede ir en mil direcciones.
Pero sobre esta hermosa senda, camino en paz.
A cada paso, un suave viento sopla.
A cada paso, se abre una flor
.


Cada paso es un milagro
Cada paso es curativo
Cada paso es nutritivo
Cada paso es libertad


María Fernanda Blanco
Silvia Munton
Psicólogas

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Autores de referencias: Thich Nhat Hanh-Fanny Libertun