martes, 21 de agosto de 2018

Indefensión y Depresión




La indefensión aprendida es un estado mental en el que somos incapaces o no queremos resolver un problema, a pesar de disponer una solución viable a nuestro alcance. Sucede cuando el cerebro llega a la conclusión de que no podemos controlar las situaciones problemáticas. La depresión induce una indefensión aprendida qué puede reaparecer en el futuro si re caemos en la depresión. La indefensión aprendida nos enseña dejar de intentar ayudarnos a nosotros mismos, incluso cuando podríamos hacerlo, aprender estrategias nuevas para prevenir las recaídas, incluso cuando dichas estrategias existen. Es una más de las múltiples mentiras que la depresión nos obliga a creer.

Sin embargo, al igual que aprendemos la indefensión, podemos desaprendela. Podemos empezar a sustituir la indefensión aprendida por la defensa aprendida. La ciencia ha demostrado que podemos forjar acciones neuronales nuevas en la zona del cerebro que procesan el dolor emocional, lo que nos permita reconocer nuestra propia indefensión y sustituirla por una forma de pensar más constructiva y una conducta orientada a ayudarnos.

Una vez que identificamos y entendemos los hábitos de indefensión en los que caemos durante los episodios depresivos, podemos cuestionarlos y modificarlos, para sustituirlos con nuevas conductas de defensa que nos permitan resolver problemas depresión. Si desaprendemos la indefensión aprendida, podemos activar la fuerza interior que necesitamos para tomar las decisiones que nos permitan escapar del círculo vicioso en el que nos sumen la indefensión y la depresión

Elisha Golstein
Desaprender la indefensión
Descubre la felicidad con mindfulness- Editorial Paidos (2016)


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lunes, 6 de agosto de 2018

Mindfulness como práctica espiritual



Todos necesitamos una dimensión espiritual en nuestras vidas. Necesitamos la práctica espiritual. Si ésta práctica es  sólida y regular, seremos capaces de transformar el temor, la ira y la desesperación que sentimos y de superar las dificultades que encontramos en la vida cotidiana.

La buena noticia es que la práctica espiritual puede realizarse en cualquier momento del día: no es preciso retirarse  durante un cierto período para realizar la “práctica espiritual“”, con P y E mayúsculas. Nuestra práctica espiritual puede llevarse a cabo en todo momento, siempre que cultivemos la energía de la plena conciencia y de la concentración.

 No importa lo que estás haciendo ya que puedes elegir hacerlo estando plenamente presente, con concentración y plena conciencia; así, tu acción se convertirá en una  práctica espiritual. Con el mindfulness, inspiras y ahí estás, bien arraigado inspirando en el aquí y en él ahora. Inspirar rozando nuestra raíz vital más esencial es una práctica espiritual. Todos nosotros somos capaces de  inspirar con atención plena. Inspiro y sé que estoy inspirando: ésa es la práctica de la respiración consciente.

  La práctica de la respiración consciente puede parecer simple, pero el efecto es grande. Al centrarnos en nuestra inspiración, liberamos el pasado, liberamos el futuro, liberamos nuestros proyectos. Habitamos la respiración con todo nuestro ser. Nuestra mente regresa a cuerpo y nos encontramos verdaderamente ahí, vivos, en el instante presente. Estamos en casa. Un sólo aliento, inspiración y espiración, puede hacer que estemos plenamente presentes y vivos otra vez, y entonces la energía de mindfulness se halla en nosotros. La plena consciencia o atención plena es la energía que nos hace estar plenamente presentes, plenamente en el aquí y en él ahora.

 Si volvemos a casa y advertimos que nuestro cuerpo porta cierta tensión o dolor, la plena consciencia nos permitirá ser conscientes de ello. La plena consciencia es aquello que nos permite volver a tomar contacto con lo que está ocurriendo en nuestro cuerpo, en nuestros sentimientos en nuestro pensamiento y también en nuestro entorno en el  momento presente. Nos permite estar plenamente presentes en el aquí y el ahora, mente y cuerpo unidos, conocedores de lo que acontece en nuestro interior y a nuestro alrededor. Y cuando somos conscientes de algo, nos concentramos en ello.

  La concentración y el mindfulness son las energías centrales de la práctica espiritual. Podemos tomar el té en plena conciencia, desayunar en plena conciencia y ducharnos en plena conciencia: Todo ello pasa a convertirse en nuestra práctica espiritual y nos proporciona fuerza para controlar las muchas dificultades surgen en nuestra vida cotidiana y en la sociedad.

  Donde quieras que estés, el mero hecho de estar consciente tu cuerpo y del estado de relajación o dolor  que estás experimentando, ya te permite cierta comprensión, cierto despertar, cierta conciencia, cierta iluminación. Y cuándo sabes que en tu cuerpo hay alguna tensión o dolor, probablemente quieres hacer algo para aliviarlo. Al inspirar y espirar decirnos a nosotros mismos: “al inspirar, soy consciente de cierta tensión o dolor en mi cuerpo al espirar, permito que la tensión Y el dolor de mi cuerpo se liberen”. Esta es la práctica del mindfulness del cuerpo.

Así pues, la práctica espiritual es posible a todos nosotros.
(..).

Thich Nhat Hanh
La paz está en tu interior
Oniro 2012
(pag 13,14-15)