miércoles, 12 de octubre de 2016

Hacer una pausa



La pausa sagrada nos ayuda a volver a conectarnos con el momento presente. Sobre todo cuando estamos atrapados en los afanes, en las obsesiones y en asomarnos al futuro, la pausa nos permite volver a entrar en el misterio y la vitalidad, que solo se encuentran en el aquí a ahora.

La pausa sagrada se puede incorporar en cualquier momento día, dura solo unos momentos. Mientras estas viajando, esperando a que tus hijos salgan del colegio, trabajando, estudiando, cocinando, por poner alguno ejemplos. Interrumpe la actividad,sientante en una posición cómoda  y erguida, respira hondo un par de veces y con cada espiración sueltato todo: las tensiones, las preocupaciones, los pensamientos.  Conectate con tu cuerpo y observa sin juzgar lo que estas sintiendo, tal vez sea angustia, tristeza, ansiedad, alegría; acepta las emociones tal cual son y como nubes déjalas partir.

La pausa sagrada es un paréntesis entre una actividad y otra, es tomar consciencia de donde estamos, de lo que estamos haciendo y de cómo nos sentimos en lugar de actuar en forma automática. También puedes realizar estando parado, mientras esperas el subterráneo o haciendo la cola en el supermercado.  Incluso la puedas realizar cuando estas caminando, de paseo o conduciendo; con los ojos abiertos y los sentidos despiertos. Observa donde esta tu mente, que historia te esta contando ¿esta empantanada en el pasado? ¿esta en el futuro saltando de actividad en actividad. Suavemente, anclándola en la respiración, vuélvala al presente. Vuelve tu mente al cuerpo. Paso a paso, sin perderte del momento presente.

Siempre que adviertas que estas atascado o desconectado puedes reiniciar tu vida desde cero en ese momento haciendo una pausa, relajándote y prestando atención a tu vivencia inmediata

Fuente consultada: Tara Brach

Contactos:
María Fernanda Blanco
Psicóloga
Mindfulness y compasión
Atención Presencial y online
blanco.fernanda@hotmail.com

15.6787.0730



martes, 11 de octubre de 2016

La respiración es el ancla



Es muy importante la respiración. La respiración es el ancla, la respiración nos ayuda a traer la mente al cuerpo.  La práctica de la respiración consciente puede parecer simple pero su efecto es muy grande

Thich Nhat Hanh dice: Al centrarnos en nuestra inspiración, liberamos el pasado, liberamos el futuro, liberamos nuestros proyectos. Habitamos la respiración con todo nuestro ser. Nuestra mente regresa a nuestro cuerpo y nos encontramos verdaderamente ahí, vivos, en el instante presente. Estamos en casa. Un solo aliento, inspiración y espiración, puede hacer que estemos plenamente presentes y vivos otra vez, y entonces la energía de mindfulness se halla en nosotros. La plena consciencia o atención plena, es la energía que nos hace estar plenamente presentes, plenamente vivos en el aquí y en el ahora.


Si volvemos a casa y advertimos que nuestro cuerpo porta cierta tensión o dolor, la plena consciencia nos permitirá ser conscientes de ello. La plena consciencia es aquello que nos permite volver a tomar contacto con lo que está ocurriendo en nuestro cuerpo, en nuestros sentimientos, en nuestro pensamiento y también en nuestro entorno en el momento presente. Nos permite estar plenamente presentes en el aquí y en el ahora, mente y cuerpo unidos, conocedores de lo que acontece en nuestro interior y a nuestro alrededor. Y cuando somos conscientes de algo, nos concentramos en ello.

… Donde quieras que estés, el mero hecho de ser conscientes de tu cuerpo y del estado de relajación, tensión o dolor (o incluso de todos a la vez, en diferentes áreas) que estas experimentando, ya te permite cierta compresión, cierto despertar, cierta iluminación. Y cuando sabes que en tu cuerpo hay alguna tensión o dolor, probablemente quieras hacer algo para aliviarlo. Al inspirar y espirar podemos decirnos a nosotros mismos: “Al inspirar, soy consciente de cierta tensión o dolor en mi cuerpo; al espirar, permito que la tensión y el dolor de mi cuerpo se liberen”. Esta es la práctica de mindfulness del cuerpo

(…)

Cada paso que des sumergido en la plena consciencia o atención plena te ayudará a liberar la tensión de tu cuerpo, la tensión de tus sentimientos y te traerá la curación, el gozo, la transformación


Thich Nhat Hanh, La paz está en tu interior. Oniro2012, pag 14


domingo, 9 de octubre de 2016

Dejar de huir para encontrarnos




¿Ha advertido alguna vez que no hay forma de escapar de nada? ¿Qué tarde o temprano, las cosas a las que no quiere enfrentarse, de las que trata de huir o que intenta disimular y fingir que no están ahí le persiguen, especialmente si están relacionadas con viejos patrones y temores? Solemos tener la idea romántica de que si en esa dirección las cosas no marchan bien, basta con ir en otra dirección y las cosas serán distintas. Si el trabajo no nos satisface, cambiamos de trabajo. Si con nuestra pareja las cosas no van bien, cambiamos de pareja. Si esta ciudad no nos gusta, cambiamos de ciudad (…) El pensamiento subyacente a esta manera de obrar es que la causa de nuestros problemas está fuera de nosotros, en el lugar, en los demás, en las circunstancias. Creemos que si cambiamos de lugar y cambiamos de circunstancias, todo se colocará en su sitio; que podremos volver a empezar, tener un nuevo comienzo.

El problema con esta manera de ver las cosas es que pasa por alto con extrema facilidad el hecho de que nos llevamos con nosotros nuestra mente y nuestro corazón. No podemos escapar de nosotros mismos, por mucho que lo intentemos. Y, por más que eso sea lo que nosotros queremos, ¿por qué motivo deberíamos sospechar que las cosas serian diferentes o mejores en algún otro lugar? Tarde o temprano emergerían los mismos problemas, pues efectivamente se originan en gran parte en nuestros patrones, en nuestras formas de ver, de pensar y de comportarnos. Con mucha frecuencia, nuestra vida deja de funcionar porque dejamos de trabajar en ella, porque no estamos dispuestos a asumir la responsabilidad ante el hecho de que las cosas son como son y trabajar con nuestras dificultades. No entendemos que realmente es posible llegar a ver con claridad, comprender y transformarnos justo en medio de lo que hay aquí y ahora, por muy problemático que pueda ser. Pero resulta mucho más fácil y menos amenazador para nuestro sentido del yo proyectar nuestra responsabilidad con relación a los problemas en otras personas y en el entorno.

Resulta mucho más fácil encontrar defectos en los demás, culpar a otros, creer que lo que hace falta es se produzca un cambio en el exterior, huir de las fuerzas que nos retienen y que impiden que crezcamos y que encontremos la felicidad. Podemos incluso culparnos a nosotros mismos de todo eso y, en un último intento de huir de la responsabilidad, salir corriendo con la sensación de que el problema que hemos creado no tiene solución o que el daño que hemos sufrido no tiene arreglo. En cualquier de estas dos cosas, creemos que somos incapaces de cambiar o de crecer, y que lo que debemos hacer es quitarnos de en medio para ahorrar sufrimiento a los demás.
Las víctimas de esta manera de ver las cosas están por todas partes. Miremos donde miremos encontraremos relaciones rotas, familias rotas: vagabundos sin raíces que van perdidos de un lugar a otro, de un trabajo a otro, de una relación a otra, de esta idea de salvación a otra, con la desesperada esperanza de que la persona adecuada o el libro adecuado mejorarán la cosas; o que se sienten aislados, indignos de ser amados y sumidos en la desesperación y que han dejado de buscar e incluso de hacer cualquier intento, por torpe que sea, de encontrar la paz interior.

(…)

Ninguna solución conducirá al crecimiento hasta que afrontemos por completo la situación presente y nos abramos a ella con atención plena, permitiendo que la aspereza de la situación misma lime nuestros cantos afilados. En otras palabras, debemos estar dispuestos a que la vida se convierta en nuestro maestro.
Este camino consiste en trabajar donde quiera que estemos, con lo que nos encontremos en el aquí y ahora. Así pues, esto es lo que hay… este lugar, esta relación, este dilema, este trabajo. El reto de la atención plena consiste en trabajar con las circunstancias con las que nos encontramos –por muy desagradables, desalentadoras, limitadas, interminables y estancadas que puedan parecer- y asegurarnos de que hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance por utilizar sus energías para transformarnos a nosotros mismos antes de decidir cortar por lo sano y pasar a otra cosa. Es precisamente aquí donde debe tener lugar el trabajo real.

(…)

Siempre hay algo que puede no gustarnos. Así pues, ¿Por qué no soltar y admitir que también podríamos estar perfectamente cómodos donde quiera que estemos? En ese preciso instante entramos en contacto con la esencia de nuestro ser e invitamos a la atención plena a entrar y curarnos.
Jon Kabat – Zinn
Mindfulness en la vida cotidiana


Dejar de correr y enfrentarnos de manera gentil con nosotros, con lo que nos gusta de y con lo que no nos gusta; aceptar todas nuestras emociones por mas difíciles que éstas sean y con todos nuestros pensamientos y creencias por mas abrumadores que nos resulten. No es una tarea sencilla, requiere tiempo, esfuerzo, paciencia y el desarrollo de un yo compasivo.

Nos anestesiamos con comida, con programas de televisión, con alcohol, con sexo, con trabajo, con excesivas horas en el gimnasio; y no lo hacemos porque somos tontos sino porque no nos ensañaron a gestionar nuestras emociones, porque no tenemos en claro que valores nos mueven, porque vivimos en una sociedad que nos vende que la felicidad está en el tener y porque enfrentarse al sufrimiento tanto de los que queremos como el nuestro es difícil. Difícil y necesario, es el único camino para encontrar la paz interior que necesitamos: mirar al miedo a los ojos y observar de manera compasiva que tiene para mostrarnos que antes no podíamos ver.

María Fernanda Blanco
Psicóloga
Mindfulness y compasión

Datos de contacto:
campo.vincular.salud@gmail.com.ar
15.6787.0730

miércoles, 5 de octubre de 2016

Frases de Thich Nhat Hanh


La paz está en tu interior

Todo momento es un regalo de la vida

Eres libre de estar aquí

Momento presente. Momento maravilloso

Las maravillas de la vida están aquí para ti, no necesitas vagar buscando otra cosa

Cada paso te devuelve a la vida

La solidez y la libertad son la base de la verdadera felicidad

El alimento es el don de todo el universo

La paz está en cada una de nuestras inspiraciones

Ya somos lo que queremos llegar a ser

El verdadero amor solo aporta felicidad, nunca te hace sufrir

Tenemos que amarnos a nosotros mismos antes de poder amar verdaderamente a los otros

La paciencia es una de las señales del verdadero amor

El olvido es la oscuridad,
la plena consciencia en la luz
Invito a la consciencia
a brillar sobre toda vida

En la concentración, mi corazón está en paz. 
Media sonrisa ha nacido en mis labios

Es un nuevo día
Prometo vivirlo en la plena consciencia.
El sol de la sabiduría acaba de salir y brilla
en todas las direcciones.

Al encender esta vela,
ofrenciendole la luz a incontables Budas,
la paz y el gozo que me invaden
iluminan el rosto de la tierra.

Despertemos del olvido
y reconozcamos nuestro verdadero hogar

La mente puede partir en mil direcciones,
Pero por este  hermoso sendero avanzo en paz.

A cada paso se despierta una suave brisa.
A cada paso se abre una flor

En este alimento
observo claramente
la presencia de todo el universo
que sostiene mi existencia

Al inspirar, siento mi ira.
Al espirar, sonrío.
Permanezco en mi respiración,
así no me perderé

Permitámonos vivir cada instante en profundidad, en libertad,
para que el tiempo no se diluya sin sentido

Sólo este momento es la vida


Frases del libro: La paz está en tu interior y otros

Desconozo autor de la fotografía

martes, 4 de octubre de 2016

Sonreír al niño que hay en mi


Práctica del niño interior

Primer parte: Acoger al niño que hay en mí

Al inspirar, me veo a mi mismo como un niño de cinco años.
Al espirar, sonrío al niño de cinco años aún vivo y presente en mí.
Al inspirar, observo que el niño de cinco años que hay en mí es frágil,
vulnerable y está herido.
Al espirar, acojo al niño de cinco años que hay en mí con todo mi amor y comprensión
.

Esta parte de la práctica es una invitación a volver a uno mismo para escuchar, hablar, reconocer y acoger al pequeño niño que hay en nuestro interior.  De esta forma el  proceso de curación puede empezar

Segunda parte:  Mi padre, mi madre en mí

Al inspirar, veo a mi padre  como a un niño de cinco años.
Al espirar, sonrío a mi padre de cinco años.
Al inspirar, veo a mi padre con cinco años, frágil, vulnerable, herido.
Al inspirar, observo a ese niño herido con todo mi amor y compresión
.

Muchas personas han vivido relaciones dolorosas con sus padres. Hasta ahora has podido ignorar que el niño de cinco años que se convirtió en tu padre sigue aquí hoy, presente en ti, y en él. Tanto tu padre como tu madre te han trasmitido nada menos que su identidad completa. De hecho, tu padre y tu no sois dos seres totalmente diferentes, aunque tampoco sois una y la misma persona con exactitud (...)
Si puedes acoger al niño de cinco años que hay dentro de ti, también serás capaz de acoger al niño que hay dentro de otro, y entonces la transformación de la relación puede operarse con gran rapidez. Si tu padre hubiera tenido la oportunidad de aprender esto cuando era joven, no se habría causado sufrimiento a sí mismo ni tampoco te habría hecho padecer a ti. Pero no fue tan afortunado; por lo tantos, tienes que practicar por ti mismo y para tu padre en ti. Cuando seas capaz de transformar a tu padre en tu interior, tendrás la oportunidad de ayudar a tu padre a transformarse con  mayor facilidad fuera de ti. Al practicar de este modo efectuamos una transformación en nosotros mismos y en nuestros padres y evitamos repetir los mismos errores con nuestros hijos. La rueda del sufrimiento se detiene.
Esta profunda comprensión del sufrimiento y sus causas originarias hace emerger la aceptación y  el amor. Al poder amar y aceptar, nos sentimos mucho mejor y también somos capaces de ayudar a los demás a transformarse: a un tío o tía, un hermano o hermana, un compañero o amigo.


Thich Nhat Hanh, La paz está en tu interior.
Practicas diarias de mindfulness
Oniro2012, pag 59-60-61


COMPRENDER Y AMAR.
COMPRENDERNOS Y AMAR.
AMOR. COMPRENSION. TRANFORMACION

Viviendo Mindfulness