Cuando nos
abrazamos nuestros corazones se conectan y sabemos que no somos seres
separados. Abrazar con atención y concentración puede lograr la reconciliación,
la curación, el entendimiento y mucha felicidad. La práctica del abrazo
consciente ha ayudado a muchos a reconciliarse con los demás, padres e hijos,
madres e hijas, amigos y amigas y tantos otros.
Podemos practicar
la meditación del abrazo con un amigo, nuestros hijos, nuestro padre, nuestra
pareja o incluso con un árbol. Para practicar, primero nos inclinamos y
reconocemos la presencia del otro. Entonces podremos disfrutar de tres
profundas respiraciones conscientes estando plenamente presentes. A
continuación, abrimos los brazos y abrazamos al otro. Nos abrazamos durante
tres respiraciones. Con la primera respiración, somos conscientes de que
estamos presentes aquí y ahora y estamos contentos. Con la segunda, somos
conscientes de que el otro está plenamente presente y estamos contentos. Con la
tercera, somos conscientes de que estamos plenamente presentes juntos, ahora,
en esta tierra y sentimos una profunda gratitud y felicidad por nuestra unión.
Para terminar, nos inclinamos ante el otro para mostrar nuestro agradecimiento.
Cuando nos
abrazamos así, la otra persona se vuelve real y viva. No necesitamos esperar a
que alguien salga de viaje, es posible abrazar en este momento y recibir el
calor y la estabilidad de nuestro amigo en el momento presente. Abrazar puede
ser una práctica profunda de reconciliación
La Sanga de la
Aldea de los Ciruelos
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