viernes, 9 de septiembre de 2016

Paciencia divino tesoro



No es ninguna novedad que hemos crecido en una sociedad que lo quiere todo ahora: por esto esperar les parece, a muchas personas, una actividad insoportable. Sin embargo, la impaciencia es, en cualquier contexto, uno de los principales obstáculos para desarrollar la maestría porque, cuando somos impacientes, nos sentimos inclinados a abandonar. Por eso, una de las mayores habilidades que podemos desarrollar —y que nos servirá en todos los ámbitos de nuestra vida— es la paciencia.

La paciencia es esa tranquila voz interior que te susurra «ve poco a poco», dejando espacio a lo que está aquí. Gracias a ella, empiezas a entender que este es el momento que tienes al alcance de tu mano y que es importante que estés presente en él, puesto que es el momento en que estás viviendo tu vida.

Algunas experiencias comunes de impaciencia:

• En medio del tráfico.

• Cuando estas esperando el transporte público.

• En la cola de un supermercado o de un cajero automático.

• Descargando una aplicación.

• Cuando habla otra persona y esperas tu turno para intervenir.

• Aguardando una respuesta por whastapp o correo electrónico.

• Cuando alguien no te entiende.

• En compañía de algunas personas.

• Cuando un niño tiene una rabieta.

• Intentando dormir

¡Practica!
Lo más maravilloso del ejercicio de la paciencia es que transforma todas experiencias de nuestra vida cotidiana —las que menos nos agradan— en oportunidades para practicar y crecer. Esto se parece a un estupendo truco de magia. Dedica unos momentos a pensar en todas las ocasiones a lo largo del día en las que sueles mostrarte impaciente.

Cuando empieces a reconocer en qué momentos la impaciencia irrumpe en tu vida cotidiana, quizá descubras que es una experiencia sentida en el cuerpo como, por ejemplo, una opresión en el pecho o tensión en los hombros o el rostro. También puedes percibir una secuencia de emociones y pensamientos reactivos. Asimismo, advertirás que la impaciencia tiene un periodo de vida limitado y que, como el resto de las cosas, aparece y desaparece de manera natural. Si miras a tu alrededor, verás que no eres el único que se esfuerza en ser paciente. La experiencia de no sentirse a merced de la impaciencia resulta empoderadora. Todos podemos desarrollar más paciencia y experimentar la sensación de libertad que está ahí siempre.

El manual del mindfulness
Autores:  Bob Stahl & Elisha Goldstein
Fuente: Blog Editorial Kairos

Fotografía: Tute


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