Desde que nos levantamos hasta el momento de acostarnos estamos a las corridas, de un lugar a otro, de una tarea a otra, de un pensamiento a otro, de una emoción a otra. Comemos rápidamente, apurados, sin registro alguno, masticando nuestras emociones.Estamos subidos a una vertiginosa montaña rusa sin saber cuándo va a parar. ¿Y si nos tomamos un respiro? Buscamos un lugar tranquilo, tomamos una posición cómoda, entornamos suavemente los ojos y notamos como la mente y el cuerpo se van aquietando Podemos apoyar una mano en el corazón y tan solo permitir que la respiración nos guie. Dedicamos unos breves minutos a observar qué nos pasa y qué sentimos, a escuchar a nuestro cuerpo sin juzgarnos. Mindfulness es Atención Plena. La Atención Plena es la consciencia de lo que ocurre en nosotros y a nuestro alrededor ¿Cómo practicar mindfulness en nuestras tareas cotidianas? Como primera instancia, trayendo la atención al aquí y ahora. Luego conectarnos con los cinco sentidos. Estar presentes. Unir mente y cuerpo a través de la respirracion. Observar sin juzgar los pensamientos, las sensaciones y las emociones que van apareciendo. “Al comer y sentir que nuestra mente está atenta a cada bocado, paladeando el sabor y los elementos nutritivos que nos aporta, ya estamos practicando la atención plena […] Primero hemos de detener nuestra mente distraída para que se involucre en lo que tiene delante en el momento presente. Al ser plenamente conscientes de lo que estamos haciendo, aprendemos a mantener nuestra cita con la vida. Esta atención al momento presente nos ofrece la oportunidad y las herramientas para alcanzar la paz y la alegría, contemplar la verdadera naturaleza de lo que somos y cómo estamos conectados con todo lo demás, y poner fin a nuestro enfrentamiento con el problema del peso” ( Thich Nhat Hanh)
María Fernanda Blanco
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